Tuesday 19 de March de 2024
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Duomo de Milán: una historia sobre la famosa catedral

PODCASTS | Por Esteban Nigro | 27 de March 18:18

Si pensamos en imágenes icónicas de ciudades italianas, fácilmente podemos asociar a Roma con el Coliseo, a Nápoles con el volcán Vesubio, a Venecia con sus canales y a Milán, con su famosa catedral: “il duomo”. Y si casualmente hiciéramos un viaje a esta última, la capital mundial de la moda pero durante la Edad Media, la conoceríamos bien distinta. Veamos.

Al llegar la encontramos rodeada de una muralla, con tan sólo 6 puertas de acceso y si es el año 1386, hay una gran conmoción en la ciudad. El obispo ha anunciado la edificación de una catedral y para ello necesita la colaboración de todos. Así que ni bien entramos a la ciudad, elijamos la puerta que sea, hay una gran alcancía custodiada donde debemos dejar algunos ahorros para su construcción.

Paseando como turistas, y buscando qué hay en la Milán del medioevo para conocer, al llegar al centro de la ciudad nos encontramos con dos iglesias enfrentadas: la Basílica de Santa Tecla de Iconio, una gran templo paleocristiano construida en el año 350 d.C. y una más pequeña llamada Santa Maria Maggiore, que si bien más joven, se está desmoronando. En reemplazo de esta última es que el obispo ha decidido construir la nueva casa de dios o mejor dicho en latín: il duomo. 

Claro que para comenzar su construcción no sólo se necesita dinero, sino piedra y la familia más poderosa de Milán, los Visconti ofrecen su cantera de mármol de Candoglia ubicada a 100 km de la ciudad. Con gusto podrían ofrecer la de Carrara, que también controlan, pero se encuentra demasiado lejos. Pronto, el transporte de grandes bloques desde Candoglia hasta el centro de la ciudad se hace a través de lagos, ríos y especialmente canales, ya que tal como Venecia, por entonces Milán contaba con cientos de ellos. Cada barcaza lleva un cartel con las siglas A.U.F. provenientes de “Ad Usum Fabricae”, que significa en latín “para uso de la fábrica”. Ésta, se encuentra al pie del futuro duomo, y no necesita mayores referencias ya que en los próximos siglos trabajarán para ella de forma constante unas 5.000 personas en una ciudad de apenas 100.000 habitantes. Esas siglas A.U.F. que llevaban las barcazas, eran muy importantes porque significaban que no pagaban el impuesto de circulación de los canales. Tan popular fue su uso, que hoy en día ese término es también usado coloquialmente por los milaneses. Si algún día nos invitan a “mangiar AUF”, vayamos tranquilos ya que comeremos sin pagar nada.

El pueblo de Milán amó tanto el proyecto de esta nueva casa de dios, que fue el gran protagonista de su construcción, donando no sólo dinero y bienes, sino alimento para los obreros e incluso los que nada tenían ofrecían su mano de obra. Desde el comienzo de su edificación, la fábrica del duomo registró minuciosamente una a una las donaciones de todos los milaneses. Hace un tiempo, gracias a un estudio de cinco años donde se leyeron una a una esas donaciones, se constató que sólo el 15% del dinero para la construcción de la catedral de Milán fue aportado por las familias Visconti y Sforza, las más poderosas durante aquellos primeros siglos. El 85% fue provisto por el resto de la población, que en su mayoría lo hacía en pequeñas donaciones. Tal vez por ello, la fábrica que hoy en día continúa activamente con el mantenimiento del duomo, cuenta en el exterior con algunas representaciones populares como la de dos boxeadores en plena pelea, recordando el knock out de un famoso pugilista italiano en Nueva York en 1930. 

Pero la catedral de Milán tiene aún más sorpresas. Es la única en el mundo a la que se puede acceder a su techo y desde allí se observan sus 135 agujas, cada una rematada por la escultura de un santo en escala real. Y a diferencia de otras grandes casas de dios, como la catedral de Santa María del Fiore en Florencia, la catedral de Milán no está revestida en mármol sino que su estructura está hecha completamente de esa piedra. Por ello, suele decirse que los milaneses lograron trasladar a través de canales a su ciudad, literalmente una montaña! Pero vaya que les llevó tiempo: el duomo finalizó su construcción en 1965, 6 siglos después de aquel comienzo en la Edad Media. Milán construyó al duomo y el duomo construyó Milán. 

por Esteban Nigro

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