Thursday 31 de July de 2025
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Cristina Banegas es Molly Bloom:“Escuchar a Molly Bloom en la voz de Cristina Banegas es decirle ‘sí’ a una conciencia femenina sin censura”

PODCASTS | Por Elisa Salzmann | 24 de July 15:00

Cristina Banegas es Molly Bloom

Cristina Banegas es Molly Bloom; y gracias a su prestigiosa representación todas somos durante una hora Mollys Bloom, el ícono feminista Joyceano por excelencia.Durante los años veinte exactamente en 1922 James Joyce publica Ulises y Virgina Woolf publica Mrs Dalloway en 1925. Recuerdo una lectura crítica que comparaba ambos títulos, y ubicaba el título de Joyce - Ulises -  dentro de la tradición patriarcal occidental, frente al título que había elegido Virginia Woolf Mrs Dalloway con el cual iniciaba una nueva tradición, exenta de la historia ya relatada por los hombres. Puede ser, lo cierto es que a la luz de esta puesta en escena del capítulo 18 - Penélope- , traducida por la propia Cristina Banegas y Laura Fryd y adaptada por ellas junto a Ana Alvarado, Joyce logra que este personaje transite y nos haga transitar por experiencias altamente reconocibles, sean estas sexuales o no.

Es común escuchar que el Ulises es difícil de abordar, difícil de terminar. Es cierto, pero esta posibilidad de escuchar a través del monólogo de Molly- Banegas algunas de las ideas de su autor puede entusiasmar a más de uno a acometer su lectura, con paciencia y humor. El humor que desborda Molly leída por Banegas.

En sus cartas escribió Joyce: “ Penélope” es la clave del libro. La primera oración contiene 2500 palabras. Hay ocho oraciones en el episodio. Comienza y termina con la palabra sí. Yes. Gira como la enorme bola de la tierra , lentamente, seguramente e igualmente, girando y girando en redondo.” Y este movimiento logra Banegas con su lectura hilvanada, con tantos matices como los que un eximio lector puede llegar a sospechar. 

De las varias traducciones que se han intentado y se seguirán intentando elijo la de J.Salas Subirat porque es la que tengo a mano. De una de las últimas páginas del Ulises, exactamente de  la página 723 leo lo que piensa Molly ( el capítulo, recordemos, comienza con ella quejándose de que Poldi , su marido le ha pedido le lleve el desayuno a la cama) y ella piensa “ …y yo tendré que andar rompiéndome los zapatos por la cocina para llevarle el desayuno a su señoría mientras él duerme envuelto como una momia lo haré por ventura me viste alguna vez corriendo me gustaría verme a mí misma en ese papel demuestra interés por ellos y te tratan como una porquería a mí no me digan sería mucho mejor que el mundo fuese gobernado por las mujeres no se las vería ir y venir, matándose unas a otras masacrándose cuándo se ve a las mujeres rodando por ahí borrachas como ellos hacen o jugándose hasta el último penique que tienen y perdiéndolo en las carreras sí…”

Esta postura la hemos leído y escuchado, la hemos imaginado, deseado y luchado, sin embargo tal vez como dice Nick Carraway al final del Gran Gatsby “seguimos adelante, como barcos contra la corriente, arrastrados incesantemente hacia el pasado.”

Molly además de recordar sus más de veinticinco amantes recuerda las canciones que cantó: el Ave María de Gounod, el último concierto en Santa Teresa, Maritana la ópera de William Vincent  Wallace. La diferencia entre el monólogo interior y el soliloquio clásico es que en el monólogo no se espera que nadie esté escuchando mientras que en el soliloquio clásico, los de Shakespeare por ejemplo hay un auditorio explícito. Esta diferencia entre ambas técnicas permite mayor libertad a los pensamientos, la técnica del fluir de la conciencia trata de remedar el pensamiento pre verbal. Muchos de los pensamientos de Molly tienen que ver con la carnalidad con la que ella retoma episodios de experiencias sexuales , la del Padre Corrigan al comienzo del capítulo por ejemplo. “ pero en qué lugar de su  persona hija mía sobre la pierna por detrás arriba era sí más arriba donde te sientas sí oh Señor no podía decir el trasero directamente y terminar de una vez…”

Joyce da a su Penélope un repertorio de candidatos, todos pre-tendidos, pretendientes, todos al palo, muchas definiciones al respecto la que más recuerdo hat rack, el susodicho como una percha para colgar sombreros, pero la imagen última que puede quedar es la de una mujer que se cree avanzada por los conocimientos que tiene del cuerpo masculino y femenino, y a quien no le queda otra que usar su cuerpo, pechos y vagina para atraer a los hombres que desde su punto de vista son todos unos insaciables y para ella no valen mucho. ¿Qué tiene valor  entonces para Molly? La naturaleza, las montañas, el mar, el paisaje, las flores. Ella racconta sus 16 años  con Bloom para terminar con ese beso que él le dio en medio del paisaje, “¿comunión panteísta?”, ella como parte del cosmos creado. La última página es reparadora, afirmativa, trae recuerdos de España, Ronda, Algeciras, Alameda, Andalucía, Gibraltar: la infancia, la muerte. Este racconto de su vida a los 33 años puede ser la muerte de Molly- Cristo que  des-vive y des-viste su cuerpo con  sus pensamientos para  las próximas mujeres y los próximos hombres también.


 

Elisa Salzmann

para Radio Perfil

 

Fotografía:Prensa de la obra

por Elisa Salzmann

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