Wednesday 8 de May de 2024
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Ana Frank: emblema mundial de la resistencia contra el nazismo

PODCASTS | Por Radio Perfil | 12 de June 14:11

El 12 de junio de 1929 nació Ana Frank, víctima del nazismo.

La alemana se convirtió en un emblema mundial de la resistencia contra la planificación racional y asesina del Tercer Reich.

Annelies Marie Frank nació en Frankfurt del Meno el 12 de junio de 1929. Era la segunda hija de Otto y Edith. Junto con su hermana mayor, Margot, conformaron una familia de judíos germánicos.

El padre de Ana tenía una empresa y habitaban en un barrio donde convivían católicos y judíos.

Eran los años 30 de una Alemania dañada en lo moral y en lo económico, luego de su derrota en la Primera Guerra Mundial. Un campo fértil para el surgimiento de ideas extremas, combativas y totalitarias. En ese ámbito surgió el nazismo, con su odio hacia los judíos como expresión vigorosa.

Ante esa situación, la familia Frank decidió emigrar hacia los Países Bajos en 1942, todavía libre de la conquista del régimen de Adolfo Hitler.

En Ámsterdam, Otto instaló su empresa. Sin embargo, la noticia sobre la proximidad de los nazis hacia los Países Bajos se volvió más frecuente, lo cual sumó zozobra a la familia Frank.

La intolerancia contra los judíos se hizo oficial cuando el Tercer Reich invadió, finalmente, los Países Bajos. Ante el opresivo clima, los Frank vivieron detrás de la empresa, en un espacio de 50 metros cuadrados, que se conectaba con el frente que daba a la calle a través de un pasillo estrecho.

La familia vivió veinticinco largos meses de encierro para evitar la captura de los alemanes. En ese contexto, nació “El diario de Ana”, uno de los documentos más conmovedores sobre la Segunda Guerra Mundial.

Con muy pocas tareas que hacer en el escondite, Ana volcó su sentir en aquella pequeña libreta encuadernada con una tela a cuadros rojos y verdes. Ese manuscrito tiene la recompensa de haber sido declarado por la Unesco como Memoria del Mundo. Sus miedos y el terror nocturno por las alarmas antiaéreas fueron ejes de un testimonio escrito inolvidable.

“Después de mayo de 1940, los buenos tiempos quedaron definitivamente atrás”, escribió Ana en su diario, el 20 de junio de 1942. Un mes después, llegó el paso a la clandestinidad de los Frank.

Un allegado de la familia recogió las hojas del diario que arrojaron los nazis cuando entraron a su casa. La persona guardó esos textos para dárselos a Ana cuando la liberaran. Solo fue un sueño, porque Ana jamás regresó.

Todavía es un enigma saber quién delató ante las fuerzas alemanas el escondite de la familia Frank, que fueron detenidos en agosto de 1944.

Desde la casa del fondo, todos fueron trasladados a un campo de detención en Westerbork, un paraje de los Países Bajos.

En septiembre de ese año, la familia fue dirigida hacia la casa central de la muerte en la Europa de los 40.  Es decir, Auschwitz. Un laboratorio metódico y profesional de la perversión humana.

Los Frank viajaron como ganado durante tres días en un tren de vagones repletos de prisioneros hacinados.

La llegada fue el 2 de septiembre de 1944.

Ese mismo día, 549 personas devastadas fueron enviadas a las cámaras de gas.

Ana eludió ese destino porque había cumplido 15 años hacía apenas tres meses.

Entonces, la desnudaron, la desinfectaron y le tatuaron el número de identificación. Estaba calva y demacrada.

Ana, Margot y Edith fueron enviadas a desmontar baterías del ejército alemán.

Fue una tarea dura, sucia e insalubre por los vapores del cloruro amónico.

A su vez, Ana no volvió a ver a su padre.

Poco después de llegar, Edith, su madre, murió agotada por los trabajos forzados y las infecciones provocadas por el hacinamiento.

Ana terminó con la piel cubierta de costras.

En febrero de 1945, una epidemia de tifus se propagó por todo el campo de concentración. Se estima que terminó con la vida de 17.000 prisioneros.

Su hermana Margot murió como consecuencia de un golpe en la cabeza, al caerse por su debilidad extrema.

Ana también murió, alrededor de mediados de febrero, a pocos meses de ingresar las fuerzas aliadas a liberar a los detenidos en los campos de concentración.

De toda la familia, sólo sobrevivió su padre Otto, que regresó a Ámsterdam, donde un allegado el entregó “El diario de Ana”.

Dicen quienes la conocieron en Alemania, antes de emigrar, que Ana era locuaz, divertida y siempre sonriente.

En aquel espacio de escondite, Ana escribió en una de las hojas de su diario lo siguiente:

“Mientras la humanidad entera, sin excepción, no sufra una gran metamorfosis, la guerra seguirá haciendo estragos y todo cuanto se ha construido, cultivado y desarrollado volverá a ser cortado de raíz y aniquilado para volver a empezar a continuación.”

El 12 de junio de 1929 nació Ana Frank, víctima del nazismo.

La historia también es noticia. Radio Perfil.

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