La asunción de Joe Biden, con el distanciamiento social necesario y las fulgurantes figuras femeninas de Lady Gaga y Jennifer Lopez fue un acto de color en el que la joven poeta laureada Amanda Gorman no se vio opacada por las estrellas. El curriculum vitae de Amanda es impactante y su poema ya se vende en edición de tapa dura a unos 15 dólares, según las editoriales. La tradición de poeta laureado en Estados Unidos está vigente desde 1937 y busca elevar la conciencia nacional a una mayor apreciación de la lectura y escritura de poesía. Entre sus antecesoras, de los cincuenta y tres poetas listados hasta el presente, nueve son mujeres: Louise Bogan, Leonie Adams, Elizabeth Bishop, Maxine Kumin, Gwendolyn Brooks, Rita Dove, Louise Gluck, ¿la ya olvidada Nobel 2020?, Tracy Smith y Joy Harjo, descendiente amerindia esta última.
Amanda, como muchas de estas poetas, es una activista y según dice la prensa terminó de escribir su poema La montaña que subimos después del ataque del 6 de enero al Capitolio. Es de esperar que una joven de 22 años afro- descendiente con tamaña tarea por delante exprese en su poema tal vez más de lo que cree posible. Pero si hay algo que recalcar en el poema es la presencia del pasado como algo a reparar, “ser estadounidense/ american / dice el poema, es más que un orgullo que heredamos/ es el pasado a donde entramos y cómo lo reparamos.” La colina o montaña del título de su largo poema es esa revisión, re- visión, diría tal vez Amanda desde sus experimentales versos “ya que siempre hay luz si tan sólo tenemos el valor de verla, si tan sólo tenemos el valor de serla.”
La poesía sigue siendo entonces para algunos ese lugar de esperanza y redención, de aceptar los desafíos y que estuviera presente Amanda con todos los sortilegios del caso, en esta ceremonia la hizo un poco más amable.
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por Elisa M. Salzmann
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