La independencia de las repúblicas bálticas tras la disolución de la Unión Soviética
El 6 de septiembre de 1991 la Unión Soviética reconoció la independencia de las repúblicas bálticas
El 6 de septiembre de 1991 la Unión Soviética reconoció la independencia de las repúblicas bálticas
La región soviética del Mar Báltico se disolvió con la reinstauración de la independencia de Estonia, Letonia y Lituania.
Durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial las tres repúblicas bálticas habían sido ocupadas en tres ocasiones.
Primero por la Unión Soviética, luego por el ejército de la Alemania Nazi y finalmente en 1944 la llamada “Ofensiva del Báltico” le devolvió el control a los soviéticos.
Estonia, Letonia y Lituania eran estados independientes desde finales de la década del 10.
Luego de su ocupación definitiva la Unión Soviética consideró la anexión “de iure” (DE ÍURE) de los tres países al estado socialista, situación que no fue reconocida internacionalmente por la mayoría de los gobiernos occidentales.
La URSS (ÚRS) tomó control administrativo de las renombradas República Socialista Soviética de Lituania, de Letonia y de Estonia, y propició la migración de rusos a esos territorios.
Durante la segunda mitad de la década del ochenta la Unión Soviética comenzó un proceso de reformas para salir del estancamiento económico.
Mijaíl Gorbachov (GÓRVACHOV) hizo su aparición en el gobierno como secretario general del Partido Comunista e impulsó los procesos de apertura política y reestructuración económica conocidos como GLÁSNOT y PERES-TROIKA.
Pero el resultado no fue el esperado y una grave crisis económica generó una serie de revoluciones en el bloque del este, amenazando con la desintegración de la Unión Soviética.
Al igual que otras repúblicas soviéticas, los estados bálticos aprovecharon la situación para reclamar su independencia de la URSS (ÚRS).
Estonia, Lituania y Letonia hicieron su propio camino pero los hechos iniciados en 1987 tuvieron denominadores comunes que propiciaron la llamada “Revolución Cantada”.
El término fue acuñado por el activista estonio Heinz Valk (EÍNZ VALK) en referencia a una manifestación en el Auditorio de la Canción de Tallín (TÁLIN) donde se entonaron canciones patrióticas.
El protagonismo de la cultura local, las canciones y las danzas bálticas fueron un denominador común en el proceso independentista de los tres estados.
El 23 de agosto de 1989 Estonia, Lituania y Letonia realizaron una acción común conocida como “Cadena Báltica”.
Más de un millón y medio de personas formaron una cadena humana a lo largo de 600 kilómetros entre Tallín (TÁ-LIN), capital de Estonia, y VILNA, capital de Lituania.
El debilitamiento de la Unión Soviética favoreció las declaraciones independentistas de los tres países, que fueron reconocidos como soberanos por Mijaíl Górbachov el 6 de septiembre de 1991.
El 6 de septiembre de 1991 la Unión Soviética reconoció la independencia de las repúblicas bálticas.
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