Saturday 20 de April de 2024
Perfil

Qué me contás: Alberto Fernández es un oxímoron político

POLITICA | Por Edi Zunino | 21 de May 11:23

Primero, arranquemos repasando qué es un oxímoron… Un oxímoron es un juego de palabras. Es la modificación de una palabra con otra que significa lo contrario. Uno, aunque no lo sepa o no lo tome en cuenta, hace uso del oxímoron cuando afirma, por ejemplo, que alguien brilla por su ausencia, porque si algo brilla está presente y nada puede brillar si no está.

Pero perdón, no quiero ser confuso… Porque hoy, el que brilla por su ausencia es Mauricio Macri y no Alberto Fernández… Y hasta no hace mucho, la que brillaba por su ausencia era Cristina Kirchner y no el Presidente… Así que, aclarado qué es un oxímoron, voy a corregir un poco el título de esta columna: “Alberto Fernández también es un oxímoron”, aunque por razones muy distintas a la ausencia.

Paso a explicarme… Pese a los debates políticos, económicos y sanitarios que cada día se vienen dando con mayor intensidad, Alberto mantiene una popularidad envidiable en las encuestas: supera el 80% de imagen positiva, lo cual lo pone numéricamente a la altura del Alfonsín pre híper inflación, del Menem post Alfonsín y un poco por debajo del Kirchner (el Néstor Kirchner) que canceló al contado la deuda con el FMI. Sin ánimo de ser pesimista, los tres ejemplos señalados indican que todo lo que sube, baja… Y la palabra subibaja, que denomina a un juego de plaza, también es un oxímoron en sí mismo…, pero me refiero a otra cosa.

Quiero decir que Alberto Fernández goza de una débil fortaleza y a la vez lo acosa una fuerte debilidad.

En determinadas circunstancias, las sociedades se inclinan por los líderes débiles, o sea, falibles y humanos pero conscientes de esa debilidad y por eso pacientes, componedores y decididos. Estamos viviendo un momento así: la sociedad argentina post grieta no tolera la vehemencia ni las salidas de tono, mucho menos en medio de una pandemia que conmueve al mundo y que hasta pone en jaque a sus principales caudillos. La fortaleza de Fernández depende mucho, tal vez demasiado, de esa blandura. Porque, además, no es él quien genera ese clima emulsionando todo el tiempo el agua de Kicillof con el aceite de Rodríguez Larreta. En todo caso, el Presidente entendió el mensaje y hace todo lo posible para ponerse a tono.

Sin embargo, también es fuerte su debilidad. En los encontronazos de los últimos días entre porteños y bonaerenses quedó claro que Fernández no tiene más base que los acuerdos políticos logrados, lo cual no es poco para un político pero lo vuelve demasiado dependiente de los demás, llámense Cristina, Máximo, Massa, Larreta, Morales o Mongo Aurelio…

Ser el gran responsable de una nave que va derecho al pico de la curva es asumir riesgos enormes, es ahora cuando empieza a ponerse en juego la efectividad de las palabras convertidas en hechos. Viene la hora de la verdad. Pequeño gran detalle: el pico de la curva es un oxímoron. Y parece tener más filo que una enorme navaja.

por Edi Zunino

Galería de imágenes

Comentarios

Espacio Publicitario

Espacio Publicitario