Friday 29 de March de 2024
Perfil

O’Donnell-Fernández Díaz: secretos de la increíble Argentina, sin grieta que valga

POLITICA | Por Edi Zunino | 10 de November 13:46

Son, sin duda, los dos libros del año. Y se tienen fe como tales: porque uno, “Hermano”, de Santiago O’Donnell; y el otro, “La traición”, de Jorge Fernández Díaz, salieron en sus primeras ediciones, ahora mismo, con 17.000 y 20.500 ejemplares, respectivamente.

Aunque a vuelo de pájaro no parezca, porque pertenecen a distintos géneros narrativos, “Hermano” y “La traición” tienen mucho que ver, aparte de las cantadas candidaturas a best-sellers de los dos, de haber salido juntos y de haber sido escritos por periodistas. Tanto dentro de uno y como del otro está la Argentina, con los contornos ficcionales de la realidad contenidos en el de O’Donnell y los pasajes verídicos que encierra la ficción de Fernández Díaz. Intrigas hay en los dos. Y espionajes. Y odios. Y grieta, incluso la que de uno y otro lado transitan los propios autores, magistrales los dos, cada uno en su estilo.

A principios del Siglo XX, el novelista y editor inglés Ford Madox Ford proponía un test caprichoso pero juguetón para ver si un libro era bueno o no: leer antes que nada la página 99, para ver si a esa altura del relato el autor se había relajado o si, apasionado con su obra, seguía manteniendo la tensión y la gracia, para delicia de sus lectores.

Leo entonces la página 99 de “Hermano”, el libro de Santiago O’Donnell construido en base a las confesiones de Mariano Macri, hermano de Mauricio, el ex presidente: 

“En la madrugada del 24 de agosto de 1991, Mauricio Macri fue secuestrado en la puerta de su casa de la calle Tagle al 2800. (…) Tanto para Franco como para Mauricio, se trató de uno de los eventos más traumáticos de sus vidas. Para Mariano Macri, fue una oportunidad para que Mauricio se replanteara sus prioridades y principios éticos, oportunidad que, según él, su hermano lamentablemente desperdició. Habla Mariano: ‘Fue fuerte. La casa del viejo se convirtió en un centro de operaciones. Los ex CIA de la empresa Akerman se instalaron ahí. Me acuerdo de haber abierto el placar de la planta baja y encontrarme los seis millones de dólares del rescate, la pila me llegaba a la cintura. El viejo no sólo quería pagar, trataba de que hubiese la menor intervención posible de la policía, los expertos le decían que lo podían matar. (…) El viejo se mostró muy firme. A Mauricio, esos trece días no fueron suficientes para hacerle cambiar la mirada’.”

¡Ufff! Leo ahora la página 99 de “La traición”, de Jorge Fernández Díaz, donde la Argentina actual se dibuja de frente march:

“Es una leyenda para muchos jóvenes que tienen romantizada la revolución y también para viejos compañeros de ruta. El ‘movimiento patriótico’ se considera peronista de izquierda, guevarista, trotskista, marxista leninista, socialista del siglo XXI. Una ensalada de frutas. (…) Es marcadamente narcisista y dentro de ese grupo se ejerce el culto a la personalidad. Su palabra es incuestionable y le gusta contar las hazañas de otros tiempos. Trabaja mucho su propio mito. Cada vez que alguien quiso cuestionarlo fue tildado de traidor y echado sin miramientos. Todos acatan por igual sus órdenes racionales y sus caprichos. Del delirio místico al delirio revolucionario hay un paso. Religiones y fanáticos… Suele ser muy persuasivo, por momentos hipnótico. Se presenta como médium del espíritu popular. La vanguardia de un pueblo bueno. Vive dentro de una burbuja de sentido, con su relato, su catecismo y su misión divina, como en una típica secta izquierdista, con algunas particularidades. Fluidos contactos en Nicaragua, socios en Caracas, buenas migas en La Habana, contratos con el servicio secreto iraní, simpatías en la Iglesia Católica…”.

¡Ufff! ¿Te suena? Bueno, la hago corta: desagrietate y leelos los dos.

 

por Edi Zunino

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