Friday 19 de April de 2024
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Mayores de 70: A mis queridos Beatriz Sarlo y Julio Bárbaro

POLITICA | Por Edi Zunino | 20 de April 13:09

La cuarentena, con el paso de tantos días tan difíciles de diferenciar uno del otro, nos fue poniendo a todos muy sensibles y, a la vez, algo maleducados. En muchísimas conversaciones de WhatsApp, por ejemplo, se empezó a evitar sin querer el “hola” o el “buen día”, porque pasamos a vivir en un presente continuo donde el tiempo es apenas una referencia visual de más o menos luz en la ventana… y todo sigue de largo, sin mañanas ni tardes ni noches ni feriados ni fines de semana.

La cuarentena obligatoria significa, en sí misma, una pérdida drástica de libertad que, curiosamente, parece seguir manteniendo amplios niveles de consenso social. Pero en un punto resulta, psicológicamente, más difícil de sobrellevar que para quien ha perdido la libertad en serio. En el fondo, nos preguntamos qué delito cometimos o qué hicimos mal para merecer esto. Y ni siquiera vale la pena ir marcando con rayitas en la pared los días transcurridos, porque no sabemos cuándo se va a terminar esto.

El tiempo congelado nos deja sin futuro. Sin salida. Encerrados por todos lados, literal y metafóricamente. De golpe pasamos a vivir en una especie de nada por momentos asfixiante. En un estado de culpa incomprensible.

Por eso no me llama demasiado la atención que gente tan inteligente, profunda y admirada como Beatriz Sarlo, Julio Bárbaro o veinte intelectuales más se hayan “sublevado” verbalmente a las medidas de refuerzo de la cuarentena para mayores de 70 años que rige desde hace un rato en la Capital Federal. Se dieron por aludidos, por discriminados, por atacados, por estigmatizados y hasta se llegaron a comparar en su protesta con Primo Levi, Jorge Semprún y Bruno Bettelheim, baluartes del anti-nazismo y el anti-fascismo del Siglo XX. Eso sí me llama la atención: la pérdida total del foco.

Este abril de 2020 no es la víspera del Mayo Francés, queridos y venerados intelectuales mayores de 70. Acá no se trata de “la imaginación al poder”, consigna que de algún modo cambió al mundo en 1968 y los formó a ustedes en el apogeo de sus facultades ideológicas y libidinales. Hoy se trata de que alcancen las camas de terapia intensiva para cuando venga el pico de contagio en serio.

Cuidando con previsión esas camas, se los cuida a ustedes dos veces. Primero, para que no caigan. Segundo, para que si caen haya lugar. En Italia, ante la desesperación por el desborde del sistema, se llegó a elegir a quién salvarle la vida dándole una cama de terapia o no. Y se lo hizo por lo más básicamente fácil que el ta-te-tí: por la edad.

Esta pandemia nos deschava a todos. Usar la profundidad del pensamiento para mirarse el ombligo y victimizarse solitos cuando se está buscando la manera de cuidarlos más es, en el mejor de los casos, un entretenimiento patético y sin sentido. Un individualismo que contradice sus más profundos aportes al pensamiento moderno.

Acá faltan recursos y plata. Acá nos corre el tiempo, porque baja la temperatura, va saliendo cada vez más gente a trabajar y va a haber más contagios. Entonces, hay que organizarse más. No queda otra. El orden lastima la libertad. Pero sin orden vamos derecho al pozo. Y en el pozo, el onanismo intelectual carece por completo de sentido.

Columna de Edi Zunino, Director de contenidos digitales y multimedia en Editorial Perfil.

 

por Edi Zunino

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