Tuesday 23 de April de 2024
Perfil

La “mesa de encuentro” de los militares es obra del desencuentro civil

POLITICA | Por Edi Zunino | 13 de November 11:57

Cuando Alberto Fernández termine su mandato, vamos a estar cumpliendo 40 años corridos en democracia. Y no estaría nada mal encontrar los ámbitos apropiados para hacer un balance colectivo sobre qué nos dejaron en el haber estas cuatro décadas manejándonos entre civiles y, sobre todo, qué cuestiones quedan como deudas a ir saldando, ya con tanto tiempo de experiencia encima.

Sumo un dato más sobre la importancia de impulsar esta conversación a fondo entre nosotros: el mundo, o al menos el lado occidental del mundo, está entrando en situación de plena controversia sobre los beneficios de la democracia post “guerra fría” y las inequidades y desigualdades que vienen generando cada vez más activos sociales sin partido, policlasistas, ideológicamente contradictorios -al menos según los parámetros del Siglo XX- y básicamente anti-sistema. No sea cosa que la ola del mundo nos pase por encima y nos arrastre sin contención a esa “nueva lógica”, propensa a la exaltación de los extremos y a la consolidación de los odios enfrentados como única respuesta ordenadora.

La aparición en escena de esta autodenominada “mesa de encuentro” de militares y policías retirados articulada tras la figura del general Ernesto Bossi responde a ese vacío. En casi cuatro décadas, las únicas políticas hacia las instituciones armadas fueron, digamos, “defensivas”: juicios a los genocidas, desaparición del servicio militar y purgas policiales fueron más tácticas de supervivencia del poder civil que estrategias transformadoras y, así, a los militares se los guardó en el closet, mientras que con las fuerzas de seguridad se estableció un sistema de conducción que privilegia los pactos por sobre las órdenes.

Apenas fue designado ministro de Defensa de este gobierno y por segunda vez en su vida, hablé con Agustín Rossi. Le tocó asumir en un contexto regional definido por el golpe en Bolivia, la represión en Chile, el ensimismamiento militar en Venezuela y el afianzamiento de las Fuerzas Armadas en el gobierno brasileño, vía Jair Bolsonaro. Rossi decía confiar en la reconversión democrática de nuestros militares, pero, de todos modos, corrió a aumentarles el sueldo como primera medida de gestión para darles una señal de “haya paz” antes de empezar a conversar.

Después, el drama de la pandemia de algún modo sirvió de ordenador. Desde hace años, nuestros militares venían arrinconados, casi como única hipótesis de conflicto, en la ayuda humanitaria internacional en guerras y catástrofes, y pudieron desplegar ese entrenamiento en los barrios marginales de las zonas urbanas más calientes de nuestro país, repartiendo comida y enseres. Un dato: se los recibió, frecuentemente, con aplausos. Ahora, antes de empezar el operativo de vacunación anti Covid-19, porque la vacuna todavía no está, las FF.AA. ya son el eje de la logística para llegar con los millones de frasquitos a todo el país lo más rápido posible. Pero, en las últimas horas, “El Chivo” Rossi debió ponerse en modo “carrera march” para cortarle las patas a la inquietante “mesa de encuentro”.

El general Bossi, que fue secretario general del Ejército en los 90, habló en el sitio “Tiempo militar / Diario de la actualidad político-castrense y fuerzas de seguridad”. Por supuesto, negó cualquier actitud “conspirativa”. Dijo Bossi:

-No somos ningún partido político. Nadie quiere cargos, listas ni nada. Para evitar susceptibilidades tratamos de evitar todo contacto con funcionarios, políticos, opositores. Tampoco somos un sindicato, esto lo hemos debatido. Para empezar, debemos lograr amalgamar a nuestra gente, y por eso nos dimos el nombre de “mesa de encuentro”. Algunos nos asemejan a la mesa de enlace agropecuaria, pero tampoco somos lo mismo. Por ahí, lo nuestro se parece más a ese espacio que crearon los ex secretarios de Energía para proponer políticas en el área.

Y agregó Bossi:

-Antes que nada, queremos amalgamar a este conjunto de seres humanos de uniforme. Ser un elemento estratégico más para el desarrollo nacional. Necesitábamos tener una representación. Somos cientos de miles de gente de uniforme, familias, personas que han servido y cumplen servicio en el territorio nacional. (…) Queremos hacer una contribución de lo que vemos: por distintos motivos, el tema Defensa no tiene trascendencia. Nosotros queremos llevar el cambio de opiniones y la discusión al ámbito público. Queremos hablar ante la opinión pública y la dirigencia política. El personal en actividad no lo puede hacer. (…) Argentina está en una situación complicada, por circunstancias que no juzgamos, y somos uno de los pocos países que, por ejemplo, diferenciamos entre Defensa y Seguridad. Ese es nuestro primer objetivo: participar en el debate público, que nosotros para hacer más transparente hablamos de la Seguridad Integral. Es la defensa nacional y la seguridad pública, como un todo.

La reunificación de Defensa y Seguridad es un viejo reclamo corporativo de los militares. La democracia las separó, visto a la larga, más a la defensiva, para dividir a quienes manejan las armas del Estado, que como parte de un plan estratégico claro.

Esa es la deuda. Una de ellas. La democracia no puede regalarle su poder de fuego, nunca más, a los vaivenes de la lucha política por el poder. La nostalgia suele ponerse de moda con bastante frecuencia, sobre todo cuando mandan las desigualdades.

 

por Edi Zunino

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