Friday 19 de April de 2024
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La lección anti-científica de Jair, Boris y Donald

POLITICA | Por Edi Zunino | 20 de May 12:10

Los muertos en el mundo ya superaron los 315 mil y vamos para 5 millones de contagiados. Estados Unidos lidera el ranking de países con mayor cantidad de casos (más de 1,5 millón) y de víctimas fatales (más de 90 mil). Italia, el país europeo donde el Covid-19 pegó primero, ya no es el que tiene más fallecidos, el Reino Unido ya le ganó, con unos 40 mil caídos.

Por su parte, América pasó a ser el continente con mayor cantidad de infectados y en América Latina, Brasil continúa como el país más afectado, con casi 17 mil víctimas fatales y más de 255 mil casos.

Entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Brasil suman más del 45% de los muertos a nivel mundial. Curiosamente, sus líderes políticos, Donald Trump, Boris Johnson y Jair Bolsonaro, fueron los negadores más enfáticos de las cuarentenas estrictas y hubo momentos en que sus discursos parecían calcados, sobre todo en cuanto a la definición de “gripecita”. Y es tanto el peso de estos tres países en el planeta y sus principales regiones, que Trump, Johnson y Bolsonaro hicieron (y siguen haciendo) dudar y trastabillar no sólo a la Organización Mundial de la Salud, sino sobre todo a dirigentes de países y regiones de menor influencia política y ante todo económica.

Trump y Johnson conducen potencias militares. Saben de guerras y caídos en combate. Bolsonaro de esas cosas sabe poco por experiencia fáctica, pero es militar de profesión. Los tres optaron por la estrategia, digamos, más militarizada para enfrentar la pandemia. Hablo de la “inmunidad del rebaño”, según la cual, a falta de vacuna no hay que aislarse porque eso no evitará el contagio sino que sólo lo hará más lento y hay que salir a contagiarse, a ponerle literalmente el cuerpo a la enfermedad, para que los recuperados (que siempre van a ser muchísimo más que los muertos) sean una barrera humana de aislamiento del virus gracias a los anticuerpos generados. De ese modo, los sobrevivientes habrán combatido y los muertos serán elevados, en el mejor de los casos, a la categoría de héroes caídos en combate.

Pero resulta que esta guerra es metafórica, le decimos guerra cuando no lo es; los muertos son muertos por una enfermedad no curable pero “controlable” y los presupuestos en salud cayeron tanto en las últimas décadas que los sistemas de asistencia terminan más temprano que tarde colapsados, incluso en las ciudades más ricas de los países más ricos del mundo. Y no hablemos de las posibilidades de un rebrote cuando todo se relaja, porque lo del rebrote todavía no tiene evidencia científica que lo dé por probable.

El razonamiento militarizado y economicista de la peste oculta también una cuenta que nadie se anima a hacer en voz alta: los muertos son en su mayoría viejos, enfermos y pobres, o sea, personas de una productividad por lo menos escasa. Puede sonar coherente, pero es un razonamiento anti-científico. El problema de las mayorías en una pandemia es que contagian mucho y sin mirar a quién.

por Edi Zunino

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