Thursday 28 de March de 2024
Perfil

¡Enfermera!

POLITICA | Por Edi Zunino | 12 de May 13:06

Florence Nightingale nació hace 201 años en Italia, pero pasó a la Historia como fundadora de la enfermería moderna en Inglaterra, bajo el ala protectora de la Reina Victoria. Se hizo famosa trabajando con su equipo de enfermeras en la Guerra de Crimea, sobre todo por haber modificado los criterios de asistencia impuestos y comandados hasta entonces por médicos militares varones.   

Imaginemos a una mujer del Siglo XIX poniéndoles los puntos a jefes de armas tomar en medio de una guerra sobre cómo se hacen las cosas. Esta frase la pinta de cuerpo y alma: “Tengo una naturaleza moral y activa que requiere satisfacción y eso no lo encontraría si pasara la vida en compromisos sociales y organizando las cosas domésticas”. 

Cada cumpleaños de Florence, los 12 de mayo, se celebra el Día Internacional de la Enfermería. Y, tal vez, la fecha tenga más sentido masivo hoy que nunca antes, por lo menos desde la epidemia de poliomielitis. En uno de sus cuatro libros dejó esta frase, demostrativa de su obsesión por la capacitación sistemática de las enfermeras, para que fueran mucho más que mujeres abnegadas y piadosas: “La observación indica cómo está el paciente; la reflexión indica qué hay que hacer; la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar”. Casi una doctrina política poco aplicada, diría.

A Florence Nightingale la llamaban “La dama de la lámpara”, por la costumbre que impuso de recorrer las camas de los heridos durante las noches. Hoy, en Buenos Aires, va a haber una marcha de antorchas de enfermeras y enfermeros en homenaje a sus “200 caídos en la primera línea de combate al Covid-19” y reclamando que se los reconozca como profesionales de la Salud con salarios acordes a sus responsabilidades. Andrea Ramírez, enfermera del Hospital Ramos Mejía, describe así la situación: "Es insoportable, con sueldos de miseria por debajo de la canasta de pobreza, sin licencias ni personal suficiente y sin ser reconocidas como profesionales de la salud”.

Entre los problemas que quedaron sobreexpuestos en estos 15 meses de pandemia está, seguro en el primer renglón, lo descuidados que quedaron los sistemas de salud. Mientras volvían enfermedades que se consideraban desterradas, este coronavirus vino para tirar a la vez de todas las cuerdas del sistema. La sofisticada híper-especialización en la cumbre de la pirámide sanitaria se apoya en una base de estandarización pauperizada y proletarizada en la que pierden, más que los profesionales de la Salud, la prevención y la atención primaria de calidad para los ciudadanos.

Algo deberemos aprender para la post-pandemia, que ya va a llegar. Lo dejó escrito Florence Nightingale un siglo y medio atrás, en otro de sus libros: “Una mala sanidad, una mala arquitectura y una mala administración hacen imposible cuidar a las personas”.

 

por Edi Zunino

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