Friday 29 de March de 2024
Perfil

¡Vade retro, Claudia Piñeiro!

PODCASTS | Por Edi Zunino | 20 de August 11:36

La expresión “colgar un sambenito” significa marcar a alguien, cargarle una culpa para que la vean todos o desacreditarlo por acciones o pensamientos inadecuados. Viene de lejos. Los inquisidores medievales, antes de quemar o ahorcar a un infame pecador, podían otorgarle el beneficio de -literalmente- “colgarle un sambenito”, que era una especie de túnica o poncho de tela rústica con una equis roja enorme pintada o cosida en el pecho y en la espalda. El pecador era echado a andar así vestido por las calles para que hiciera penitencia y, de paso, los pobladores entendieran los riesgos de la tentación diabólica. El nombre de esa prenda se dio por asociación con San Benito de Nursia, venerado por católicos, ortodoxos y luteranos. La llamada Oración de San Benito incluye la máxima de Cristo “¡vade retro, Satanás!”, es decir, “¡apártate, Satanás”, por lo cual se la usa desde hace siglos en prácticas exorcistas.

Todo esto viene a cuento de que a la escritora Claudia Piñeiro acaban de colgarle el sambenito de “fascista” y “creadora de odio” por haber hecho el guión de la serie “El Reino”, que está siendo muy vista en Netflix. Pese a que los evangelistas pentecostales no se llevan muy bien con los santos, el sambenito a Claudia se lo colgó la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas, que es la agrupación de corte más conservador de ese sector religioso, que, dicho sea de paso, viene teniendo una importante expansión en la región, empezando por Brasil, y en nuestro país. De inmediato, la comunidad intelectual salió a bancar a Piñeiro contra lo que consideró un acto de censura, digamos, celestial.

La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas considera que, prácticamente, Claudia Piñeiro escribió “El Reino” para denostar ese culto, con el que confrontaron durante los debates por la ley del aborto seguro. Ya que estamos con las expresiones arcaicas, digamos que se pusieron solos el sayo. En la serie, sus protagonistas centrales son un pastor y una pastora interpretados por Diego Peretti y Mercedes Morán y muy amantes del dinero, del poder y de variados pecados terrenales, pero también adquieren protagonismo creyentes dignos, heroicos y hasta divinos.

Quiero hacer notar que la postura de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas no es unívoca en ese sector. Por ejemplo, el presbítero evangélico Marcelo Figueroa –que entre sus signos de apertura expone ser amigo personal del Papa Francisco- escribió en PERFIL que la misma serie es “una interesante y muy lograda propuesta de thriller argentino” y que “no pretende meter en la misma bolsa, dañar o estigmatizar” a la comunidad evangélica en su conjunto, si bien aporta, desde la sana crítica, algunos tips en los que la ficción falla, tal vez por desconocimiento de la semántica y la liturgia del sector.

Es evidente que en “El Reino” hay una postura sobre la yuxtaposición entre amplios sectores del macrismo y el evangelismo, experimentada sobre todo alrededor del aborto legal. Pero eso es lo bueno –y no lo malo- del género: que los autores recreen la realidad en base a sus percepciones del mundo. En todo caso, las superproductoras evangelistas brasileñas hacen lo mismo con sus versiones de Jesús y otros personajes bíblicos o mundanos que inundan nuestra televisión. Para la ficción, al revés que para la Historia o el buen periodismo, los hechos no tienen por qué ser sagrados. Y la opinión es libre. También tiene derecho la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas a expresar pacíficamente sus puntos de vista sobre una serie, tanto como a desarrollar sus expresiones en la política o adherir a las de terceros, siempre y cuando todo eso se haga a la luz del día.

Ahora, un dato de la realidad que se le pasó a Claudia Piñeiro en busca de inspiración: ni bien uno se conecta con la página web de dicha organización, lo primero que le piden es plata. Aclaremos que es en blanco. Dan una cuenta del BBVA para trasferir 100, 250, 500 o 1.000 pesos.

por Edi Zunino

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