Thursday 25 de April de 2024
Perfil

Politicaca

PODCASTS | Por Edi Zunino | 04 de June 11:42

Hay que tener cuidado con lo escatológico. Mucho cuidado y mucho respeto, diría, porque todo depende de qué clase de escatología estemos tratando. Hay una escatología que se origina en el griego “eschatos”, que viene a ser lo último, lo final, lo postrero y, en ese sentido, estaríamos hablando del estudio de las cosas últimas o finales como la muerte, el juicio y el destino final del alma, o sea, todo lo referente a la vida de ultratumba. Suena de terror y, de hecho, lo es, pero en un sentido bíblico. Ahora bien: lo peor de la escatología está en si viene del griego “skatos”, que significa “excrementos”. Y, en tal caso, decimos que algo es escatológico cuando es indecente, soez o lisa y llanamente caca.

Estamos entrando en la que tal vez sea la campaña electoral más escatológica que nos haya tocado vivir, al menos desde 1983. Nos van a tratar de convencer de que pretenden llevarnos hacia el verdadero sentido de las cosas, cuando, en realidad, lo que estamos es caminando a tientas por un terreno excrementicio, arriados y aturdidos por discursos escatorreicos. El nivel cloacal del tironeo dialéctico sobre las vacunas al que estamos asistiendo es la mayor muestra de eso.

¿Puede haber algo más puro o más sano a nivel terrenal que una vacuna? Bueno: más no se las pudo haber ensuciado, entre teorías conspirativo-paranoicas de inoculación ideológica o envenenamiento, acomodos VIP, lobbies y contra-lobbies, cláusulas secretas, mentiras, verdades a medias y demás manoseos que sólo generan confusión, desgano y rabia en un estado casi epidérmico. A flor de piel.

Lo más loco de todo es hasta qué punto ha llegado la política en su propio auto-desprestigio. Hoy, político vacunado es sinónimo de político corrupto por obra y gracia de las escatorreas de pre-campaña. Pueden echarse la culpa de lo que quieran, pero poner al nivel de un pecado mortal que un expresidente de la Nación sea vacunado implica un horripilante desprecio por lo que hemos sabido construir como sociedad. Se los quiso vacunar como parte de una campaña para generar confianza. Se genera más desconfianza cuando se los ve ya vacunados. 

En la nota de ayer con Jaime Durán Barba, el consultor ecuatoriano defendía la teoría del “político-persona común” recordando que le decía a Mauricio Macri que la Presidencia es “un empleo que dura poco y no tiene importancia”. Pero el despropósito es mucho peor: acá, ser presidente hoy es ser un candidato a la prisión mañana y lo más curioso es que esa construcción en el inconsciente colectivo fue incentivada sobre todo por los propios políticos –también por los medios, pero sobre todo por los políticos-,  obsesionados más que nada en la vida por asegurarse de que quien cumplió su turno no vuelva nunca más, ni siquiera a intentarlo.

Nuestra civilización no inventó aún ninguna otra manera de afrontar y resolver los enmarañados conflictos sociales que la política. Y claro que el sistema político perfecto no existe. Nos cansamos de repetir loas a la Constitución, a las leyes y los férreos mandatos de la democracia, como quien revela los secretos del destino final del alma. Pero vivimos una confusión escatológica. No hay peor enemigo de la buena política que esta politicaca, en la que vale alterar los ánimos tirándose con cualquier cosa, sin importar si son desprestigios, vacunas o cadáveres.
Vuelvo al principio. Habría que tener muchísimo cuidado con lo escatológico. Como de hacerse encima, ¿viste?

por Edi Zunino

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