Thursday 28 de March de 2024
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Michael Pettis: "Cuanta más indulgencia se conceda a la Argentina, mejor para la economía mundial"

PODCASTS | Por Jorge Fontevecchia | 08 de March 14:40

Economista heterodoxo, autor de varios libros y artículos y ex hombre de Wall Street, hace un profundo análisis sobre el estado de la economía mundial, la negociación del acuerdo con el FMI y el rumbo que debería tomar la economía argentina.

¿Cómo ve el avance de las negociaciones y la posibilidad de un acuerdo entre la Argentina y el FMI?
Eso es muy difícil de evaluar porque hay muchas partes móviles, a nivel político, tanto dentro del FMI como dentro de Argentina. Comencé mi carrera al final de la crisis de los 80, por lo que estoy bastante familiarizado con este proceso, y eventualmente estos acuerdos siempre terminan en una condonación parcial de la deuda. Pero antes de que eso suceda, se torna bastante doloroso. Y me preocupan los niveles de deuda pendiente que tiene Argentina, particularmente la deuda externa. No estoy seguro de que se  pueda hacer mucho para pagar esa deuda sin sufrir mucho dolor, políticamente sería imposible.

¿Cree que el FMI ya no debería existir? ¿Cuál es el papel que tiene en la economía global?
Creo que el FMI se creó con un conjunto de propósitos muy diferentes. Recordarán que en las negociaciones de Bretton Woods el propósito del FMI era apoyar la balanza de pagos a corto plazo. La preocupación era que los países sufrieran por razones que generalmente no eran propias, como provocar shocks comerciales que podrían verse exacerbados por la fuga de capitales. El papel del FMI era prestar dinero para ayudar a los países a superar los shocks a corto plazo. Como parte del acuerdo de Bretton Woods, que fue diseñado por John Maynard Keynes del lado de Inglaterra y Harry Dexter White del lado de los Estados Unidos, no estuvieron de acuerdo en muchas cosas, pero en lo que sí estuvieron absolutamente de acuerdo fue que un mundo de flujos de capital sin restricciones, en el que el capital puede fluir libremente alrededor del mundo de un país a otro, no tenía ningún sentido. Les preocupaba que, en tales condiciones, los flujos de capital no fueran generados realmente por los inversores que buscan el uso más productivo del capital, sino más bien por la especulación, los juegos de divisas, los cambios y la deuda, la fuga de capitales. Y pensaron que ese tipo de flujos de capital eran extremadamente disruptivos. Entonces argumentaron que los países deberían mantener controles de capital, incluso EE.UU. tuvo controles de capital hasta principios de la década de 1980. Pero en algún momento de los años 70 y 80 desarrollamos una nueva ideología que decía que el flujo de capital sin restricciones es positivo para el desarrollo global y el crecimiento económico mundial. En los días previos a la década de 1980, los tipos de interrupciones que vieron los países fueron bastante pequeños y manejables. El FMI podía manejarlos. Pero hoy, ese no parece ser el caso. Los flujos son enormes. Así que el papel del FMI parece haber cambiado, en lugar de ser una institución cuyo trabajo principal es ayudar a los países a superar shocks de balanza de pagos a corto plazo, parece que su trabajo principal es garantizar el acceso al capital internacional. Y esa es una función muy diferente. No estoy seguro de que sea una función útil para el mundo. Por el contrario, creo que tal vez necesitamos menos capital internacional en lugar de más. Pero esa es la posición en la que se ha encontrado el FMI. Y creo que es una posición muy difícil de manejar para ellos. 

Desde el sector más cercano a Cristina Kirchner se señala que el bimonetarismo, el hecho de la convivencia de los dólares con los pesos, es uno de los principales problemas de Argentina. ¿Dos monedas conviviendo generan inflación? Al mismo tiempo, algunas economías van a la recesión o a algún tipo de convertibilidad, como Hong Kong y EE.UU. ¿Cómo fue la experiencia de la convertibilidad de Hong Kong, que duró hasta 1997, cuando se integró a China?
No creo que ese sería un verdadero problema. Hong Kong es un caso muy especial, es una ciudad-Estado que vive y muere del comercio internacional y los flujos internacionales de capital, muy similar a Singapur. Singapur no está dolarizado, pero tiene una moneda fija. Una economía más grande con muchas partes funcionales de la economía, la agricultura y la industria, como Argentina, no es un centro financiero y no es un centro de comercio. La suba del dólar significaría ceder el control de la moneda de una manera que nos llevaría de vuelta a los peores excesos del período del patrón oro. Cuando se dolarizó Argentina en 1991 hubo mucha estabilidad de la moneda, y eso fue porque acababa de salir de un período de hiperinflación.

Pero recuerdo que durante los años 90 siempre pensé que las políticas del señor Cavallo eran quizás demasiado rígidas para un país como Argentina. Los países necesitan una política monetaria flexible. El problema con la flexibilidad es que significa que se puede administrar mal, pero lo contrario de administrar mal es no renunciar a la flexibilidad. Lo contrario de administrar mal es administrarlo mejor. Si Argentina cediera todo el control de su moneda, que es efectivamente lo que sucedería si se dolarizara, terminaría ejerciendo una enorme presión sobre el país. Lo vimos en la década de 1990. Lo que pasó a fines de los 90 fue realmente brutal y difícil para Argentina. No creo que sea una buena idea volver a ese tipo de sistema.

Escuchá la entrevista completa en Radio Perfil FM 101.9.

por Jorge Fontevecchia

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