Junio es uno de los considerados “meses de la Patria”, por la bandera y por Belgrano (y detrás de ellos también por Güemes), así como mayo lo es por el 25, julio por el 9 y agosto por San Martín.
Pero Belgrano no tiene la exclusividad de haber nacido y muerto en junio. Tampoco la de cumplir en este 2020 aniversarios redondos. Hoy se cumplen 50 años de la muerte del escritor Leopoldo Marechal, que también nació en junio y que no habrá creado la bandera ni fundado literalmente la Patria, pero sí de algún modo lo hizo literariamente junto con Jorge Luis Borges.
Marechal y Borges son considerados padres… o al menos referentes esenciales de la literatura argentina consolidada como tal durante el Siglo XX, a la vez que descubridores y articuladores de la mitología del país urbano y sus habitantes (quisiera colocar en ese podio también a Roberto Arlt, pero murió demasiado temprano). Marechal y Borges también son referentes intelectuales de la grieta. Habiendo sido amigos y compinches en los extramuros del radicalismo, el anarquismo, la izquierda y el nacionalismo católico porteños, la irrupción del peronismo y el anti-peronismo los dividió del mismo modo que partió al país, ojalá no para siempre.
Ya que arrancamos recuperando a Marechal para la historia, déjenme que les lea esto: “La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro”.
Y ya que arrancamos hablando de la Patria, permítanme que les lea esto otro: “La patria es un peligro que florece… La Patria es un dolor que nuestros ojos no aprenden a llorar... La Patria es un dolor que aún no sabe su nombre”.
Marechal, el autor de la ineludiblemente inmensa “Adán Buenosayres” fue negado, escondido, prácticamente incendiado durante la llamada Revolución Libertadora y sus otras versiones dictatoriales de los 50 y los 60. Tuvo su recuperación a mediados de los 60, pero hay que reconocerle a Ernesto Sábato el haberlo rescatado en los 70/80, recomendándolo con fuerza desde la televisión por su potencia literaria, aunque acaso también lo haya hecho para sumar contrapesos al más mimado por el poder y consagrado Borges.
Decía Marechal sobre el país: “Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones”.
Decía Marechal sobre su oficio y el compromiso: “Todo escritor, por el hecho de serlo, ya está comprometido: o comprometido en una religión, o comprometido en una ideología político-social, o comprometido en una traición a su pueblo, o comprometido en una indiferencia o sonambulismo individual, culpable o no culpable”.
En tiempos del “tirano prófugo” (así llamaban los anti-peronistas a Perón), Marechal se consideraba a sí mismo “el poeta depuesto”, porque escibió más poemas que novelas. La tercera de ellas, “Megafón o la guerra”, se publicó un mes después de su muerte, a fines de julio de 1970. Es su novela más política, a la vez que casi su testamento literario sobre “un país con olor a bronca, una bronca que nadie deja de olfatear en el aire, misteriosa y temible, y que emborracha como la pólvora”.
Columna de Edi Zunino para Radio Perfil FM 101.9
por Edi Zunino
Galería de imágenes
Comentarios