Friday 29 de March de 2024
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Las posesiones más extrañas de la reina Isabel

PODCASTS | Por Lucas Boltrino | 05 de March 10:00

Si bien es harto conocida la fortuna que posee la realeza británica, hay algunas propiedades de Isabel que, aunque suenen insólitas, en algún momento de la historia de la Corona fueron tomadas como propias, y de alguna u otra manera, varias de ellas se respetan hasta nuestros días.

Empecemos por lo que quizás sea uno de los espacios más rentables en su haber: el fondo marino británico.

Aunque parezca extraño, en el año 1066, durante la conquista normanda de Inglaterra, quedó establecido que el monarca era el dueño del territorio submarino. Debido a esto, la Reina es dueña no solo del agua que hay bajo la superficie sino también de la tierra del fondo. Por ende, Isabel posee los derechos de explotación minera allí.

Pero estos no son los terrenos más vastos que posee la reina.

De acuerdo a un libro titulado "Who Owns The World", del escritor irlandés Kevin Cahill, la monarca es la mayor terrateniente legal del planeta con un total de casi 27 millones de kilómetros cuadrados, es decir, aproximadamente un sexto de la superficie terrestre no cubierta por los mares.

De acuerdo al autor, un portavoz del Crown State, una corporación de la Corona con una amplia cartera de propiedades, le explicó que todo lo que se gestiona es propiedad en último término de Isabel, ya que el denominado "feudo franco" es en sí un "arrendamiento".

Además de una enorme cantidad de tierras, la esposa de Felipe de Edimburgo es propietaria de 150 mil obras de arte de la denominada "Royal Collection" (colección real). Fue iniciada por Carlos I en el siglo XVII, y fue acumulando pinturas de renombrados artistas a lo largo de los años. Entre los autores más conocidos, se encuentran Rafael Sanzi, Rembrandt y Anton van Dyck.

Se cree que su valor estimado asciende a los 8 mil 500 millones de dólares.

Volviendo a lo extravagante, desde 1324, el máximo monarca del Reino Unido es propietario de todas las cosas que hayan en el mar de su reino, sean ballenas, esturiones o delfines.

Pues bien, en el siglo XIV, el rey Eduardo II promulgó una ley en donde se dictaba que todos los animales capturados a menos de 3 millas de las costas de la región son considerados "peces reales" y que pueden ser reclamados en nombre de la Corona. Lo más increíble es que aún hoy esa Ley sigue vigente.

La cantidad de recursos que técnicamente posee la reina Isabel es tan grande que se vuelve técnicamente incalculable estimar cuánto valdría todo. Incluso, todos los cisnes del río Támesis porque sí, desde el siglo XV, todos estos animales le pertenecen a la Corona Británica.

Pero eso será para otra historia.

por Lucas Boltrino

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