Thursday 18 de April de 2024
Perfil

La relación entre la esposa del emperador Julio César y la Primera Dama argentina

PODCASTS | Por Gustavo González | 17 de August 09:01

Pompeya era la esposa menos conocida de Julio César, pese a que pasó a la historia a partir de una fiesta que la tuvo como protagonista. Esta la es la historia.

Una vez por año era la anfitriona de la fiesta de la Bona Dea (Buena Diosa) a la que los hombres tenían prohibido ingresar. Sin embargo, en una de ellas se coló un joven patricio disfrazado de mujer, aparentemente con la intención de celebrar junto a Pompeya y al resto de las mujeres. En esa ocasión no hubo fotos de la fiesta indiscreta, pero el escándalo recorrió Roma y el joven fue detenido y juzgado, aunque al final resultó absuelto. 

La mejor idea que tuvo Julio César para acallar rumores sobre la supuesta infidelidad de su esposa fue separarse de ella, aduciendo que ella debía “estar por encima de toda sospecha”. Lo que con el devenir se transformó en la conocida frase “la esposa del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo”.

Es de esperar que la fiesta de cumpleaños la primera dama, Fabiola Yáñez, en medio del encierro social por la pandemia, no termine en una crisis de pareja. Pero la frase de aquel emperador romano valdría tanto para ella como para el presidente de la Nación. Con una salvedad: Pompeya no había sido castigada por comprobarse que hizo algo incorrecto, sino porque su accionar dejaba dudas de que hubiera hecho lo correcto.

En cambio, la foto que reveló la fiesta en Olivos no deja dudas de que sus protagonistas actuaron mal, que se reunieron sin protocolo y cuando toda circulación de personas no esenciales y encuentros de ese tipo estaban prohibidos en la Argentina y se sancionaba social, mediática y judicialmente a quienes infringían esas normas.

Y, en ese sentido, el primer responsable de hacer lo que desde el Gobierno se decía que no se debía hacer no es la primera dama, ni sus amigos. Es el jefe de Estado, que no tuvo la aptitud suficiente para frenar a tiempo algo que, simplemente, no debió suceder.

Hizo bien el presidente la semana pasada en pedir perdón, ahora habrá que ver si con el perdón basta para evitar las consecuencias jurídicas y electorales de lo que pasó.

por Gustavo González

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