Ayer el INDEC dio a conocer el dato de la inflación minorista al quinto mes del año. La cifra oficial fue de 3,3% para el mes, 21,5% para el acumulado de los primeros 5 meses del año y 48,8% para el acumulado de 12 meses.
El dato del 3,3% fue un valor que sorprendió, al menos para aquellos que creían que podía ubicarse entre el 3,5% y 4,0% mensual. Trasladándonos hacia atrás, recién en noviembre del año pasado podemos encontrar un valor similar, ya que de diciembre a abril, se había posicionado en torno al 4,0% mensual. Ahora, la pregunta es si esta baja de la inflación llegó para quedarse, o solo retrocedió para tomar más impulso en los meses venideros.
Pese a la reducción de la inflación mensual, el ajuste no se sintió en el bolsillo de las personas. Esa sensación viene principalmente por el rubro de alimentos y bebidas que acumula una inflación del 50,0% para los últimos 12 meses, al igual que rubro salud. Por otra parte, prendas de vestir y calzado se ubicó en el 70,0% de inflación anual y transporte en el 60,0% anual. Estos cuatro rubros que son fundamentales se ubicaron por arriba del nivel general.
Por su parte, los bienes y servicios estacionales crecieron a un ritmo del 1,5% mensual, la inflación núcleo fue del 3,5%, y, por último, la inflación de los productos y servicios regulados fue del 3,8%, estos dos últimos quedaron por arriba del nivel general.
Si bien parece que los próximos meses van a presentar una calma inflacionaria, hay que estar alerta cuando en agosto la economía esté totalmente abierta. Cuando toda la demanda reprimida por las restricciones salga a la calle a consumir, sumado al escenario electoral, momento en el cual el gobierno suele aumentar su gasto público. Hoy la única forma que tiene el gobierno de financiar ese mayor gasto público lamentablemente, es con mayor emisión monetaria.
por Julieta Colella
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