El Departamento de Trabajo de Estados Unidos reportó una inflación mensual para junio de 0,9%, lo que da una escalada interanual de 5,4%, el mayor aumento de precios en 12 meses desde la crisis del 2008. Incluso, la cifra superó ampliamente la estimación de los analistas, quienes esperaban un aumento mensual de 0,5%, lo cual hubiera marcado un descenso frente al 0,6% registrado en mayo.
El repunte de la inflación, que se debe en gran medida a la rápida recuperación de la economía tras la recesión pandémica y a los elevados planes de estímulos implementados por Estados Unidos, aumentó la preocupación de que la Reserva Federal se sienta obligada a retirar sus políticas de bajas tasas de interés antes de lo previsto. De todas formas, funcionarios de la FED declararon en repetidas ocasiones que consideran que el aumento de la inflación es una respuesta temporal a la escasez de recursos y a otras perturbaciones a corto plazo.
Por ahora, los inversores vienen aceptando la perspectiva de la FED de un aumento temporal y transitorio de la inflación. Los rendimientos de los bonos indican que la preocupación por la inflación en Wall Street se desvaneció. Los inversores en bonos esperan ahora una inflación media del 2,4% en los próximos cinco años, frente al 2,7% de mediados de mayo.
No solo los inversores, sino que la opinión de los estadounidenses sobre la inflación a largo plazo también se ha estabilizado. Una encuesta del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, publicada el lunes, reveló que los consumidores esperan que la inflación se mantenga cerca del 5% dentro de un año. Pero esperan que la inflación sea del 3,5% dentro de tres años, lo que supone un ligero descenso respecto al mes pasado. Los consumidores suelen sobrestimar la inflación futura.
por Julieta Colella
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