Ramiro Marra es economista y tiene una banca de legislador porteño por Avanza Libertad, el espacio político armado detrás de su colega y amigo Javier Milei. Marra cobró notoriedad hace unos días por el proyecto que presentó para que se prohíban los piquetes en las zonas más transitadas de la Ciudad de Buenos Aires y, así, evitar los tediosos embotellamientos de tránsito. Me dice Marra que presentó ese proyecto para que no salga. Mejor dicho: para demostrar que nadie va a querer tratarlo ni aprobarlo, porque el piquete, según él, es una de las formas inamovibles que conforman el sistema que cuestiona. Digamos, entonces, que, más que un proyecto legislativo, se trató de una acción propagandística. Y por eso le pregunto si Avanza Libertad está transitando, más bien, su etapa de marketing, de instalación ruidosa en la sociedad (que, de hecho, mal no les vendría resultando). Esto me dice Rodrigo Marra:
“Puede ser que parezca eso, porque nos está yendo bien y muchas veces el marketing está asociado al éxito. Pero, por otro lado, te puedo decir: no tenemos agencia de publicidad ni tenemos un publicista en el equipo. Actuamos todos de forma natural. Tenemos una persona que nos ayudó con los spots publicitarios, que es un amigo, que es un liberal, pero lo que estamos es haciendo las cosas que creemos correctas, no estamos diciendo una cosa que creemos que no es”.
En este tiempo, los muchachos de Milei fueron afinando un poco la punta de su lápiz liberal: dejaron de definirse, por ejemplo, como anarco-liberales, tal vez porque la parte anarquista del latiguillo desdibuja la parte liberal y puede meter algo de miedo en ciertos votantes, en posibles aliados y potenciales apoyos desde el llamado círculo rojo. Refuerza Marra:
“No somos anti sistema. Nosotros queremos un sistema, bancamos un sistema, pero no bancamos que las cosas sigan igual: somos anti9 status quo. Queremos que las cosas rompan el esquema de lo que estamos viviendo desde hace un tiempo, que las estamos sufriendo”.
Descubrieron, en las elecciones, que sus votos provienen de sectores medios, altos y bajos donde, más que las ideologías, pegan los conceptos básicos, cortitos y al pie, la piña, asociados siempre al enojo hacia una dirigencia política demasiado alejada de la cotidianeidad de las personas comunes. Ellos son “la furia”… En los 90, fue Adelina de Viola, desde la UCeDe porteña, quien más lejos había llegado, hasta ahora, en el intento de desarrollar una especie de liberalismo popular. Marra lo define como si le hablara a la Doña Rosa de Bernardo Neustadt a la que, en su tiempo, le habló Adelina:
“Si vos me planteás qué tipo de espacio somos nosotros, somos el espacio del sentido común. Es más: en algún momento, pensé en proponer como nombre del espacio “Sentido Común”. Porque, la verdad, es lo que venimos a plantear.
Parafraseando a John Lenon: podrán decir que son insustanciales, pero no son los únicos… Ni los perjudica eso. Para nada.
por Edi Zunino
Galería de imágenes
Comentarios