No hace falta que el Presidente arme el albertismo, porque se arma solo. En la práctica está formado por la mayoría de ministros y secretarios, por una porción importante de los gobernadores peronistas y de las bancas oficialistas. Como corriente peronista ya tiene una pata sindical: incluye a la cúpula de la CGT. Otra pieza del albertismo es la que surge de la relación cotidiana de Alberto Fernández con el Papa.
Gobernaciones, sindicatos e iglesias suele ser el trípode de corporaciones necesarias para generar una corriente peronista mayoritaria.
Desde la redacción de Radio Perfil, columna de Gustavo González .
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