Thursday 28 de March de 2024
Perfil

Cuarentena x 3 = ¿y cómo saben que será el “último esfuerzo”?

PODCASTS | Por Edi Zunino | 24 de June 12:00

Por primera vez en la historia nacional, en marzo se convocó a la sociedad a una epopeya sanitaria sin apelaciones místicas ni proyecciones esotéricas, sino en base a un discurso pretendidamente científico, es decir, basado en evidencias y en las pocas predicciones epidemiológicas que permitía trazar la experiencia internacional, o sea, lo que vivieron otros poco antes.

Por primera vez en la historia nacional, unos dirigentes políticos aceptaron que no sabían nada, que se iban a asesorar con los que saben de veras y que, como el futuro es básicamente imprevisible, iríamos tomando decisiones y rectificando rumbos paso a paso, con paciencia, mientras ganábamos tiempo para reforzar un sistema sanitario enclenque y entrenarnos en las artes de la profilaxis pandémica, quedándonos en casa o tomando distancia si salimos, lavándonos las manos hasta la dermatitis e incorporando un nuevo accesorio (el barbijo, mascarilla o tapabocas) al vestuario cotidiano.

Por primera vez en la historia, de repente tuvimos un “protocolo” más sencillo que la Constitución Nacional para organizar todos y cada uno nuestro día a día. Y, como somos exagerados, empezamos a diseñar “protocolos” para todo, en casa, en la cola del banco, en el ingreso de las bolsas de las compras y en las reuniones laborales a distancia, que se extendieron hasta a las consultas médicas o psicológicas y hasta a la tarea parlamentaria. Empezamos a pensar en una “nueva normalidad” impredecible, más gaseosa que un tal vez.

Y ahora resulta que se nos viene el “último esfuerzo”. En cualquier momento vamos a llegar a los 3.000 contagiados y 50 muertos por día, la inmensa mayoría concentrados acá, en la bendita metrópoli que supimos conseguir y por ahí son todavía más y el fantasma de las terapias intensivas colapsadas (que es un fantasma metafórico, porque es parte de la desesperante experiencia internacional) está a la vuelta de la esquina.

Prometer el “último esfuerzo” implica en sí mismo, como fórmula, una claudicación de la dirigencia. El gobierno nacional habla de “último esfuerzo”, el gobierno porteño habla de “último esfuerzo”, el gobierno bonaerense habla de “último esfuerzo”. 

El “último esfuerzo” en tono de promesa de campaña pretende todo lo contrario que se pretendió hasta ahora: brindar certezas imposibles de cumplir. Miren China. Miren Santiago de Chile. Miren Miami. 

Hay algo que la dirigencia parece temer muchísimo más que las muertes que se pretenden prevenir (y todo indica que se previnieron con eficiencia sanitaria y a muy alto costo económico): más, mucho más, le temen a que se los culpe por las muertes que de todos modos vengan, porque van a venir, están viniendo día tras día, a las que habrá que sumar el derrumbe del PBI, quiebras, destrucción de empleos y más pobreza de la mucha que ya había.

Prometer lo ilusorio o lo incumplible implica la aceptación oculta de que se dejó de conducir. Y de que, lastimada la credibilidad, hay que suplirla con un demasiado tentativo “¡una más y no jodemos más!”. O peor: un infantil “¡dale, dejame un ratito más!”

La cuarentena no era una bendición divina derramada por los gobernantes. Y si en algún momento fue un acierto, lo fue porque la mayoría se sintió interpretada en su instinto de preservación. Faltó prever que el éxito también trae problemas y el principal problema de los líderes suele ser adueñarse del éxito y repetirse a sí mismos. Cuando el líder no encuentra soluciones a los nuevos problemas, pasa a ser parte de los problemas viejos. ¡Y les da pánico eso!

por Edi Zunino

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