Friday 29 de March de 2024
Perfil

Caso José Schulman: cómo sepultar la historia de un sopapo

PODCASTS | Por Edi Zunino | 17 de February 10:49

Natalio Botana, el mítico periodista uruguayo que reinventó el periodismo argentino en los años posteriores al Centenario, prestó los salones del diario Crítica para que se hiciera la asamblea fundacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Fue en diciembre de 1937, hace casi 85 años. “La Liga”, como pronto se la pasó a conocer, nació por impulso del Partido Comunista, pero con pretensiones de amplitud, para suceder a dos organizaciones debilitadas por tanto por sus conflictos internos como por su identificación directa con la política exterior de la Unión Soviética: el Comité Pro Amnistía a los Presos Políticos y Exiliados de América y el Socorro Rojo Internacional. 

Por aquellos tiempos, la policía tenía una división denominada, sin ninguna clase de eufemismos, “Sección Especial para la Represión del Comunismo”. Y sus calabozos solían estar repletos de activistas sindicales y políticos, detenidos en acciones de propaganda, huelgas o actos violentos. Las pretensiones de amplitud más allá de las fronteras stalinistas del PC argentino fueron exitosas en un principio, al punto de que los primeros máximos dirigentes de “La Liga” fueron el senador demócrata progresista santafesino Lisandro de la Torre y el socialista Mario Bravo. Había, incluso, un militar en el consejo directivo: Atilio Esteban Cattáneo, pionero de la aviación en el país y afiliado a la Unión Cívica Radical (después fue diputado). 

La Liga Argentina por los Derechos del Hombre fue un soporte de la Unión Democrática que enfrentó a Juan Domingo Perón en las elecciones de 1946. Tengo en mis manos una edición de su periódico oficial de aquellos tiempos, impreso en papel de diario a tamaño sábana (tal vez impreso en los talleres de Crítica) que dice: “Aseguremos el triunfo de ‘TAMBORINI-MOSCA’ y con ello la Represión de los Asaltantes Nazis y la Paz para los Hogares Argentinos. Por el pleno goce de las garantías constitucionales, por las conquistas obreras, por el derecho de asociación, de reunión y de huelga y por el más elemental derecho a la vida, apoyemos a la Unión Democrática”.

Perón, al año de haber asumido, clausuró el periódico y cerró la sede de la entidad, ubicada casi en la esquina porteña de Corrientes y Callao. La llamada Revolución Libertadora fue quien, paradójicamente, le devolvió el derecho a funcionar. Entre aquel anti-peronismo rabioso al pro kirchnerismo actual, “La Liga” se fue encerrando en sí misma –es decir, en las fronteras sectarias del PC- aunque, pese a la tibieza del comunismo local frente a la feroz dictadura instalada en 1976, el rol de sus abogados fue importante junto a otras organizaciones que ya estaban en danza fuera de su órbita, como la APDH. Madres, Abuelas y Familiares no existían aún, por obvias razones.

Las polémicas no anulan la historia: la exhiben en todas sus contradicciones para aprender de ella. Pero el sopapo de este sujeto José Schulman a una trabajadora viene a ser algo así como la pala de un sepulturero.

por Edi Zunino

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