Tuesday 19 de March de 2024
Perfil

Caso Gildo Insfrán: encantos del Pequeño Dictador que todos llevamos dentro

PODCASTS | Por Edi Zunino | 22 de January 10:55

Gabriel García Márquez se perdió de esta escena para definir Macondo:

“Hijo mío: si un día llegas a gobernar este país, no dejes de sacarte al menos una foto cariñosa o intimista con Gildo Insfrán. Es una tradición de nuestra particular democracia y él siempre va a estar. Ahora bien: si no llegas a ser el que manda, ni se te ocurra oponerte a Gildo. En el mejor de los casos, vas a terminar preso”.

Cuatro años como diputado provincial. Dos mandatos como vicegobernador de Formosa. Siete, hasta ahora, como gobernador. Eso equivale a más de 37 años corridos en el tapete. Allá arriba.

En la Argentina, el recurrente sueño de eternizarse en el poder se llama Gildo Insfrán. Es el ejemplo viviente de por qué las reelecciones indefinidas son inconvenientes: agrandan el egocentrismo, consagran abominables excesos de autoridad y achican la posibilidad de resolver los problemas de fondo.

En el caso de Formosa, la reelección permanente se instauró en una sesión de la Legislatura muy especial. Fue en 1999. El edificio había sido cerrado por dentro por el insfranismo con barretas de hierro trabando las puertas y el principal opositor a esa reforma, que a la vez presidía nada menos que la Corte Suprema provincial, fue detenido por una causa judicial inventada durante las horas que duró el “trámite” parlamentario. 

En cuanto a los resultados concretos de esa gestión interminable de Insfrán, digamos que:

• En Formosa vive el 1.3% de los argentinos.

• La pobreza supera en un tercio al promedio nacional (afecta a la mitad de los formoseños, según datos oficiales del INDEC).

• El 46% de la población recibió la ayuda extra del IFE por la pandemia.

• Apenas el 15% de sus estudiantes secundarios tienen un desempeño satisfactorio en Matemáticas (es la penúltima provincia en ese ranking, unas décimas arriba del Chaco).

• Su Producto Bruto equivale al 0.5% del nacional.

• Es la última provincia del país en exportaciones (0.1% del total).

• El 80% de sus ingresos provienen del Tesoro Nacional.

• Sus principales gastos consisten en “servicios sociales” (64%) y en la “administración gubernamental” (22% de los egresos).

• El Estado es el principal empleador y es la provincia con menos mano de obra privada (28%). 

Los números no parecen proporcionales a la gran incidencia de Gildo Insfrán en la estructura del poder a nivel nacional. Su gran amigo, José Mayans, lo representa en el Senado desde 2001 y hoy encabeza el bloque del Frente de Todos. Está claro cuál es su misión principal como representante de la provincia. O mejor dicho, como embajador del dueño de su provincia.

Por qué Gildo Insfrán recibe tanto a cambio de tan poco es una de las grandes intrigas de esta democracia que no le cuestiona moverse con criterios antidemocráticos propios. 

Buscando explicaciones en la historia de ese estilo paternalista de mano dura, termino con un texto de hace apenas 100 años, escrito por José María Bosch, por entonces titular de la llamada Comisión Honoraria de Reducción de Indios:

“La naturaleza agreste y salvaje del indio, su vida nómade y sus costumbres bárbaras, lo hicieron desconfiado; su ignorancia y su miseria, lo hicieron malo y la lucha por la vida a brazo partido con las fieras y los reptiles lo hicieron sanguinario”.

Con férrea disciplina. Así funciona Formosa. Así manda Gildo Insfrán. El eterno preferido de todos. El mismo que, de joven, admiraba a Mao Tse-Tung y, como flamante veterinario, militó en las combativas Ligas Agrarias.

 

por Edi Zunino

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