Friday 19 de April de 2024
Perfil

Avanza la vacuna nacional: secretos de la fórmula para no perder el optimismo

PODCASTS | Por Edi Zunino | 01 de February 13:54

Juliana Cassataro es joven. Mujer, por supuesto, como su nombre y estos tiempos indican. Es bióloga: se recibió en Mar del Plata, se doctoró en Buenos Aires, la premiaron acá y en el mundo y diría que la Fundación Bill Gates la conoce más que cualquiera de nosotros, porque le financió proyectos dos veces, no una.

Juliana Cassataro, con 46 años, comanda un equipo interdisciplinario de doce profesionales argentinos que trabajan desde junio pasado en el desarrollo de una vacuna argentina contra el Covid-19. Lo hacen desde el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad de San Martín en conjunto con el CONICET y con el apoyo del Ministerio de Ciencia.

Un mes y medio antes del plazo autoimpuesto para evaluar la viabilidad de la investigación, el equipo de Cassataro avisó que está en condiciones de entrar en la Fase I de prueba del producto en animales y el Estado ya tendría acuerdos con dos laboratorios nacionales para desarrollar los prototipos en la escala necesaria para eso.

Se trata de una vacuna basada en “proteínas recombinantes”… A ver, para no enrollarnos: no trabaja sobre el virus, sino sobre las proteínas que lo recubren… Dicen que es el método utilizado con éxito en las vacunas para la Hepatitis B o el VPH.

Por más que son un puente entre la dimensión microscópica de la infectología y la macroscópica de la sociedad humana, Juliana Cassataro y los suyos no se la creen. Saben que ellos y su país corren muy atrás de China, Estados Unidos y demás potencias científicas y tecnológicas. Es más: ni siquiera sienten estar formando parte de esa carrera. Lo que saben es que, de lograr su cometido, la logística, el costo y la accesibilidad de la vacuna van a ser mucho más sencillos de los que se presentan ahora, cuando la industria global no termina de lograr el “milagro” porque nadie da abasto en la producción, el envasado y la distribución a gran escala. Eso, hoy, va más allá de los buenos o lo malos gobiernos: los desborda a todos en el intento de cumplir sus acuerdos con los distintos laboratorios.

Sea como sea, lo que aporta el Caso Juliana es una manera de pensar y de pararse frente a la vida. Una postura. Algo intangible, pero de buenos resultados que en un tiempo llamábamos vocación.
El presente es de los que controlan la ciencia y la tecnología. Para los que no encaren ese camino, no hay futuro. Es el punto concreto donde se unen el trabajo, la salud y la educación, de las que tanto se habla todo el tiempo. Sin eso, cualquier política es verso. Ciencia ficción clase B.

por Edi Zunino

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios

Espacio Publicitario

Espacio Publicitario