Tuesday 23 de April de 2024
Perfil

Fernández vs. Berni: la virulenta fragilidad de los duros

PODCASTS | Por Edi Zunino | 07 de February 11:45

Aníbal Fernández y Sergio Berni podrían ser el Al Pacino y el Robert De Niro de un thriller policial-político, aunque con la rusticidad de un Sylvester Stallone y un Arnold Schwarzenegger, y siempre y cuando, claro, no tuviesen raíces culturales tan comunes con Víctor “Tiburón” Bo y Ricardo “Delfín” Bauleo (Q.E.P.D.). Pero sucede que la dimensión de estos dos grandes actores de la gran escena nacional (hablo de Fernández y de Berni), por desgracia y al parecer contra sus deseos, no pasa por la ficción, sino por la franja más cruda y dura de la realidad: sus roles protagónicos tienen que ver con lo que está ocurriendo en los márgenes de la sociedad, con su tremenda carga de delito, violencia, indefensión y muerte fuera de control.

La teoría permite suponer que esos problemas merecen, sobre todo, coordinación. Porque se trata de problemas muy serios y cada vez más grandes que sólo se complican dejándose llevar por cualquier clase de mezquindad y desperdiciando fuerzas. Se suponía que el reemplazo de Sabina Frederic por Aníbal F., en septiembre pasado, venía a resolver, precisamente, un clima de desencuentros políticos que sólo le dejaba ganar tiempo al crimen. Y se suponía, también, que Berni no podía durar mucho en el cargo si insistía en poner el énfasis de sus apariciones públicas en las diferencias con los principales habitantes de la Casa Rosada. Bueno: en estos días queda claro que todas esas suposiciones sí eran parte de la fantasía. 

No hace falta mucha sagacidad para escuchar en las acusaciones cruzadas de estos días entre Fernández y Berni presunciones muchísimo más graves que las señaladas recién. Los principales responsables de la seguridad ciudadana en la zona más súper poblada caliente del país se están enrostrando incapacidades mútuas y, lo que es todavía peor, dejando entrever algún nivel de complicidad con la delincuencia que deberían inspirar ya mismo al presidente Alberto Fernández y al gobernador Axel Kicillof a tomar cartas en el asunto y cortar de raíz el enfrentamiento, dejando las cosas claras y poniendo a cada cual a trabajar en lo que debe trabajar.

La flagrante irresponsabilidad de Fernández y Berni es dulce para los paladares y música para los oídos para una oposición que –como ya es costumbre en las oposiciones que alternativamente nos tocan- se lava las manos, disfruta del espectáculo y aplaude más a Berni para que la brecha oficialista no deje de supurar mugre. Algo tiene que ver también el propio Berni en este punto: sus mensajes de “mano dura” para conquistar corazones macri-bullrichistas con un evidenciado sentido electoral vienen generando cortocircuitos varios en la fuerza a la que sigue perteneciendo, pese a todo.

Veinticuatro muertos y un sinfín de afectados por el tráfico de cocaína envenenada deberían haber marcado un límite. Sin embargo, lo único que se logró fue detener a un remisero que no tiene mucha pinta de Patrón del Mal –por más mal que haga y merezca desde hace rato estar preso- y que suban los decibeles en la riña de gallos gubernamental. La politiquería, una vez más, tapa el hueco de la impotencia. Los duros pelean para que nadie vea sus respectivos flancos débiles.

por Edi Zunino

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