Thursday 28 de March de 2024
Perfil

Alberto, el desembarazado

PODCASTS | Por Edi Zunino | 27 de September 11:38

Momento políticamente incómodo ayer al mediodía en “La peña de Morfi”, por Telefe: el imitador Pato Muzzio compone a un Alberto Fernández dominguero, con gorrita y guitarra cantando "Será varón, será mujer", aquel antiguo y tierno hit del Trío San Javier, y la cámara enfoca a una Jessica Cirio como anonadada, incómoda en una mini sonrisa estática tipo emoticón y sin emitir sonido… Cirio es la esposa de Martín Insaurralde, flamante jefe de gabinete de Axel Kicillof y nuevo encargado de la campaña electoral, en una movida nacional-provincial donde el poder se corrió de eje hacia los caciques territoriales del peronismo. O sea que “¡barón, dijo la partera!”, pero con B larga. Cualquier gesto de Cirio podía haberla metido a ella de cabeza en la campaña electoral. Y estuvo canchero Gerardo Rozin mandando toda esa incomodidad al corte.

Horas antes, Mauricio Macri se había apropiado de un chiste que viene recorriendo las redes sociales desde que el embarazo de Fabiola Yáñez era solo un rumor: "De tanto echarme la culpa de todo, van a terminar embocándome al pibe de Fabiola", dijo el expresidente, desde su controvertida noción del buen gusto.
La cuestión es que, mientras se lo corre funcionalmente al Presidente de la nación de la cabeza de la campaña para preservar su investidura si en noviembre se confirmara la catástrofe insinuada en las PASO, la vida privada del mandatario se impone desde el humor en la conversación política y mediática.

En circunstancias normales, que un presidente sea papá en medio del mandato debería ser usado por los expertos del marketing electoral como un valor positivo, humano y sentimental que debería dar buenos resultados, como mínimo en la empatía popular. Sin embargo, la intimidad de Olivos y el nombre de la primera dama imprimieron de la peor manera posible en la opinión pública ni bien se descubrió que había festejado su cumpleaños mientras estaba expresamente prohibido por el Gobierno que encabeza el mismo padre de la criatura.

El tema se metió en las elaboraciones de casi todos los columnistas serios del fin de semana. Y en los regodeos de los opositores, por supuesto. El economista Federico Sturzenegger escribió ayer en PERFIL: “La foto de Fabiola vino simplemente a demostrar que la supuesta superioridad moral era una fachada para ocultar una concepción autoritaria del poder”.
Dijo la ensayista Beatriz Sarlo: "A los padres con cuatro o cinco hijos que tienen hambre no les importa esta información, no les cambia la vida. El próximo niño Fernández tendría que nacer en silencio, por solidaridad de su padre con el país que gobierna". 

Sarlo agregó que no cree que en países como Alemania, por ejemplo, puedan interesarse por estas cosas, lo cual tal vez sea cierto. No obstante, ayer, en Alemania, el oficialismo de Angela Merkel perdió las elecciones. Y en Australia, uno de los símbolos de la libertad sajona, hay represión policial porque la gente se hartó de las cuarentenas. Alemania y Australia fueron, en su momento, ejemplos de todo lo que está bien en materia de cuidados durante la pandemia.
A Fernández, el embarazo de Fabiola le llegó en una situación súper embarazosa para cualquiera que tenga que gobernar y por eso Cristina y Massa y los gobernadores lo desembarazaron de la campaña, para que aparezca lo menos posible.

Mariel Fornoni, de la consultora Management & Fit, decía hace un rato: "Los argentinos están disconformes con todo, con el Gobierno, con la economía, con la salud, con el conflicto interno del Frente de Todos… Siete de cada diez argentinos no aprueban al Gobierno y se preguntan por qué anuncian todo lo que están anunciando ahora, después de las elecciones, y no lo hicieron antes”. Vale preguntarse: ¿se habrá especulado con la noticia del embarazo de Fabiola para alejarla de las fotos y los videos de la fiesta en Olivos y meterla en un mejor contexto de campaña? 

En los planes de Alberto estaba parir otras cosas a esta altura de la película. Por ejemplo, un liderazgo basado en la fundación de un nuevo momento histórico caracterizado por la búsqueda de acuerdos institucionales, económicos y sociales de largo plazo que revitalizaran el sistema de representación política y lo pusieran de frente a una indiscutible reelección en 2023.

Pero culpar de todo a Macri y a la pandemia termina caricaturizándolo en la impotencia de no poder haber vencido de veras a ninguno de los dos. Y encima haberle pedido al pueblo esfuerzos que, aun viviendo con todas las comodidades, él no estaba dispuesto a hacer. No le va a ser nada fácil salir de ese atolladero embrollado y laberíntico, que compone esta especie de thriller psicológico que le toca vivir a los inquilinos de la quinta presidencial.

Desembarazar al Presidente de la campaña y disfrazar al tucumano Juan Manzur de desangelado Papá Noel dasatanudos genera un futuro inmediato tan imprevisto como por ahora indescifrable, donde ni siquiera está escrito que Cristina Kirchner vaya a salir más o menos bien parada. Pensar que, de última, los costos puede pagarlos uno solo de los referentes del Frente de Todos suena burlesco, incluso entre sus propios votantes.

Pero bueno: esto es la Argentina, donde siempre habrá que ver.

por Edi Zunino

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